domingo, 10 de agosto de 2008

Cuerpos Flotantes

Están en las esquinas esperando por monedas. Se arriesgan a un accidente en cada movimiento, pero su arte es más fuerte, más poderoso. Una necesidad de demostrar que son más que adolescentes sin nada mejor que hacer. Los miran y piensan que sólo quieren dinero. Ellos reclaman que los juntan a todos en un mismo saco. Sólo quieren demostrar que se puede hacer algo útil con la vida sin perder las ganas de disfrutarla.

Elásticos y flexibles. Sus cuerpos que se mueven como una serpentina que flota en el viento. Movimientos rápidos demostrando agilidad. Pasión en cada uno de sus actuares. Personas que gustan de su juventud, y la viven con armonía. Un cuerpo que podría volar si así lo quisiera.

Se paran en los semáforos buscando mostrar lo que saben hacer. Se detienen junto a los autos para divertirlos unos minutos. Sus rostros sudorosos muestran un esfuerzo que les agrada sentir. Una energía derrochada sólo para quienes se dan un minuto para apreciar una agilidad que provoca envidias.

Sudorosos. Manos negras. Ropas gastadas. Zapatillas baratas. Gente humilde, sin ropa de marca que pueda llevarlos a mostrar algo que no son. Sólo unas horas bastan para recoger el dinero que les dará un rato de felicidad. Casi siempre es necesidad, muy pocas sólo gusto. Saltan y se balancean en las esquinas, aunque muchos quisieran estudiar antes que juguetear de lado a lado. Payasos de circo, sonrisas torcidas. Muchos están tristes, muchos quieren otra vida.

Un arte poco entendido, una destreza sin poder ser desarrollada. Padres que no apoyan, que rechazan ese modo de vida. No hay forma en que puedan desarrollarse de manera más amplia, no hay escuela para su oficio, no hay espacio para una formación más elegante. No existe ese lugar de acogida que les tienda una mano y los guie por un sendero más próspero.

Muchos buscan un tipo de expresión, una forma de hacerse entender. Dejan la escuela porque no hay dinero. Lo buscan contorsionándose en cada cruce de calle, tratando juntar lo que necesitan en su hogar. Siempre esperando el rechazo, siempre extendiendo la mano. Jugando a ser grandes, con un alma de niño que busca subsistir.

Son niños disfrutado su adolescencia, con músculos de acero forjados a base de esfuerzo y ejercicio. Sus cuerpos muchas veces maltratados por las caídas se paran sin medir las consecuencias de tanto atrevimiento. Juegan y sufren. Buscan y encuentran. Asumen sus actos como una experiencia de vida. Quieren vivir sin ser rechazados. Quieren soñar que son artistas.

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